Las ciudades polacas tienen cierto encanto y … compacidad. Poznan, Breslavia, Cracovia: cada una de estas ciudades posee una plaza de mercado histórica. Lo interesante es que, por lo general, la vida continúa en torno a estos mercados. Hay tiendas populares, restaurantes, bares, museos y edificios universitarios.
Vida nocturna en Poznan
La plaza del mercado de Poznan tiene su propio ritmo. Por la mañana, sólo algunas tiendas estarán abiertas. Al mercado acuden estudiantes y personas que se apresuran a trabajar. Después de ellos llega el momento de los primeros grupos de turistas. Su culminación se produce a las 12 en punto, cuando la multitud se reúne ante el Ayuntamiento del Renacimiento. La tradición de visitar Poznań es ver a las cabras dando las doce en la torre del ayuntamiento. Después, los restaurantes se llenan lentamente sirviendo el almuerzo. Por la tarde, los cafés y bares abren sus puertas a estudiantes, turistas, poznanos que se reúnen con amigos después del trabajo.
Al atardecer, todo el mundo es un habitual de Poznan, independientemente del tiempo que lleve en la ciudad. La palabra “mercado” procede de la palabra alemana “Ring” -literalmente “anillo”-… Y como en un anillo, todo el mundo rueda, dando vueltas alrededor del Ayuntamiento olvidando cuántas veces lo ha hecho ya esta tarde. La cacofonía de voces, risas y música crece y estalla, sólo para apagarse hacia las dos de la madrugada, cuando los últimos compases invitan cortésmente a salir a los invitados algo borrachos. Y cuando se cierran las últimas puertas se hace el silencio. La ciudad se duerme aunque pronto amanecerá. A esta hora sólo se oye el obturador de la cámara de Nico.
