La fotografía no es por pura casualidad una de mis mayores pasiones, se podría decir que heredé esta manía de mi padre, que también estaba muy interesado en utilizar una cámara. Desde muy joven me fascinó esta forma de arte, capaz de capturar momentos para siempre y hacer que los recuerdos duren toda la vida.
Con mi cámara antes de que amanezca
La vista desde el Castillo de Praga hasta la Ciudad Dorada me resulta muy familiar, ya que mi padre captó una imagen muy parecida en su época y siempre me gustó la forma en que compuso esta fotografía. Aunque el singular horizonte de Praga está oculto en esta escena en particular, cualquier turista que salga del Castillo de Hradschin conoce esta bellísima vista sobre los tejados de la capital checa.
Durante nuestra última estancia en Praga, decidí dirigirme al Castillo de Praga, construido en el siglo IX y el mayor castillo antiguo del mundo, antes de que llegaran los turistas, para poder capturarlo a la luz dorada del tímido sol de la mañana. Me encanta sacar la cámara antes de que amanezca y ver cómo se despierta lentamente el mundo; para mí es algo muy especial.