La Grand Central Terminal ocupaba un lugar destacado en mi lista de visitas obligadas de Nueva York. Como viajero, las estaciones de tren siempre me han fascinado. Y ésta se ha vuelto tan icónica, mostrada en tantas películas, que tenía que verla y captarla por mí misma.
Mientras paseaba, no pude evitar preguntarme lo concurrida que estaba la estación. ¿Puedes creer que 50.000 turistas visitan cada día la Grand Central Terminal, sin ni siquiera subir a un tren?
Cuando entré en la estación, enseguida me fijé en algunas composiciones obvias para captarla. El famoso reloj, la bandera estadounidense y la simetría del edificio. Muchas formas de jugar con él, y un paraíso para cualquier fotógrafo.
Pero lo que más me llamó la atención fue la escalera mecánica. Porque cuando lo bajabas, tenías el letrero de Grand Central Terminal enmarcando la vista. Ésta era una foto que no había visto nunca.
Así que subí y bajé, utilizando mi objetivo más ancho a 14 mm. Algunos intentos de conseguir la velocidad de obturación adecuada para que todo salga nítido. Algunos intentos para saber exactamente cuándo apretar el gatillo. Y luego algunas tomas para conseguirlo sin que ninguna persona bloquee la vista directa a la emblemática terminal.
