San Marino es uno de los países republicanos más antiguos del mundo. Nunca se le ocurrió a este pequeño país aclamar el valor de la libertad por encima de todo. Para nosotros, pasear por las calles de San Marino era como un cuento de hadas. Como el centro está en una colina rocosa, desde la que se ven todos los valles de alrededor, era como vivir sobre las nubes.
Mi momento favorito en San Marino fue durante el amanecer. Era el momento perfecto para captar las famosas Tres Torres de San Marino, situadas cada una en la cima de tres colinas distintas. Las tres torres también pueden verse en la bandera de San Marino, el escudo de armas y las torres se han convertido en populares productos de confitería llamados “Tres Torres”. Por la mañana, cuando los valles estaban envueltos en niebla, la ladera con la segunda torre contrastaba con su entorno.
Al pasar por el puente de piedra, puedes experimentar un poco de vértigo, ya que desde la izquierda sólo hay vacío por debajo. No es de extrañar que nadie haya intentado nunca conquistar este país…
