Cuando llegamos a Vilna, nos sorprendió el duro tiempo invernal. ¡Las temperaturas alcanzaron los -23 grados Celsius! Durante nuestra primera noche en la ciudad, nos propusimos captar una panorámica del horizonte de Vilna desde la Torre de Gediminas. Para llegar hasta allí, caminamos por las orillas heladas del río Neris.
Mientras avanzábamos, nos sorprendieron los grandes trozos de hielo que flotaban a lo largo del río. El espectáculo me recordó una experiencia invernal similar que viví durante mis estudios en Fráncfort, cuando el río Oder estuvo a punto de congelarse. Sabía que tenía que capturar este momento con mi cámara.
Utilizando una velocidad de obturación más lenta, conseguí captar el flujo de los trozos de hielo en el río Neris antes de continuar hacia el castillo de Vilna. Me alegro de haber disparado cuando lo hice. Porque al día siguiente, el río se había congelado por completo y el hielo ya no se movía.
A pesar del frío, perseveramos y seguimos explorando la hermosa ciudad de Vilna, contemplando las impresionantes vistas desde la Torre de Gediminas. Estoy agradecida por la oportunidad de captar la belleza del río Neris en un momento tan único y raro.