“A quien madruga Dios le ayuda”, nunca fue tan cierto este viejo dicho como en esta mañana tan temprana en la ciudad de Split. Ya a las 5 de la mañana me senté en el puerto, frente a las puertas de la segunda ciudad más grande de Croacia, y esperé a que saliera el sol. Cuando por fin se elevó sobre las lejanas colinas y cosquilleó con sus rayos el campanario de la catedral de San Domnio, me quedé tan asombrado por el momento que casi se me olvida pulsar el botón del obturador. Afortunadamente me acordé y pude captar cómo Split resplandece a la luz del sol dorado de la mañana.
Una imagen dorada
Split, que es la ciudad más grande del sur de Croacia y la capital oficiosa de Dalmacia, debería ser una visita obligada durante el viaje de todo el mundo a Croacia. El puerto, con su hermoso bulevar, la llamada Riva, es el lugar perfecto para pasar el rato y disfrutar del fascinante bullicio de la ciudad. Pero también merece la pena visitar el resto de la ciudad universitaria. Con razón, toda la Ciudad Vieja, incluido el Palacio de Diocleciano, forma parte de la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO desde 1979.