No es la primera foto de esta vista de Praga que te muestro. Y seguro que no será la última. Qué puedo decir, simplemente me encanta este lugar de la República Checa. Esta vista única del Castillo y el Puente de Carlos te lleva al otro lado del río Moldava. Y además, la zona tranquila en el agua, por lo demás agitada, hace que todas las luces parezcan el doble de bonitas.
Esta vez tampoco podía dejar que volviera a hacer una foto desde aquí, a pesar de que Daria se quejaba de que mejor pensara en algo nuevo. ¡Pero casi pierdo la oportunidad de hacer esta foto! Sólo 15 minutos antes seguía en el otro lado, arriba a la derecha, cerca del castillo. Afortunadamente, pudimos coger un tranvía que nos llevó directamente, aunque con dolorosa lentitud, al lugar mencionado. Pude captar la última luz sobre el castillo justo a tiempo, ya que después las espesas nubes de lluvia pusieron fin rápidamente al crepúsculo.
Algunos datos sobre el Castillo de Praga y el Puente de Carlos
Independientemente del punto de vista que elijas, la vista del Castillo de Praga y el Puente de Carlos es una de las más emblemáticas y pintorescas de toda Europa. Es realmente un espectáculo impresionante que no debes perderte cuando visites la República Checa.
Curiosamente, el Puente de Carlos albergó antaño un bullicioso mercado donde los comerciantes vendían de todo, desde especias exóticas hasta animales salvajes. También fue lugar de muchas ejecuciones públicas durante la Edad Media, lo que contrasta con el animado ambiente que tiene hoy. También es uno de mis lugares favoritos para fotografiar en Praga.
El Castillo de Praga también está cargado de historia, pues se remonta al siglo IX, cuando fue fundado por el príncipe Bořivoj. A lo largo de los siglos ha sido residencia de reyes de Bohemia, emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico y presidentes checos.
Si quieres ver el castillo y el Puente de Carlos desde una perspectiva única, considera la posibilidad de hacer un crucero al atardecer por el río Moldava. Puedes disfrutar de una cerveza checa bien fría mientras contemplas unas vistas impresionantes y aprendes sobre la rica historia de la ciudad de la mano de un guía experto.
Y si te sientes aventurero, prueba a cruzar el Puente de Carlos por la noche, cuando las multitudes se han disipado y el puente está bellamente iluminado. Ten cuidado con las estatuas, de las que se dice que cobran vida por la noche y hacen travesuras.