Peñíscola es el tipo de pueblo que más nos gusta visitar. Hermosa, con una rica historia, pero aún poco descubierta por viajeros y fotógrafos. Incluso la historia de este lugar es muy interesante; la leyenda dice que incluso Hamílcar Barca hizo jurar a su hijo Aníbal que nunca sería amigo de Roma.
Peñíscola es una traducción al español de la palabra latina “Península”. La razón del nombre no es demasiado difícil de entender: el Castillo de Peñíscola, así como un faro de 220 metros de altura, ocupaban la Península de Peñíscola. El Castillo de Peñíscola que ves en la foto (y también en otras fotos de Nico que le encantan), fue construido en el siglo XIII por los Caballeros Templarios. En algún momento, este castillo se convirtió también en la casa del papa Benedicto III.
Por desgracia, sólo pasamos un día en esta encantadora ciudad española cuando viajábamos de Barcelona a Valencia. Lamentamos no haber tenido más tiempo para descubrir el ambiente de Peñíscola. Parecía que los turistas que había eran españoles que disfrutaban de sus vacaciones de verano, lo que hacía que la ciudad estuviera agradablemente tranquila y relajada. ¡Es sin duda uno de los lugares a los que podríamos volver a viajar!
