El Monumento a los Descubrimientos de Lisboa rinde homenaje a la Edad de Oro. Era la época en que los barcos portugueses abandonaban las costas europeas para explorar la India y Oriente.
La historia de este monumento comenzó en 1939, cuando se construyó para la Exposición Universal Portuguesa. Originalmente, el monumento estaba situado en la Praça do Império, a unos cientos de metros de donde se encuentra ahora. Tras la exposición, la estatua fue demolida. La idea de representar a los exploradores portugueses volvió a plantearse en 1958, cuando el Ministerio de Obras Públicas presentó el proyecto del actual monumento. La escultura celebraría el quinto centenario de la muerte del Infante Enrique el Navegante. El Padrão dos Descobrimentos se construyó justo a orillas del río Tajo, a partir de la piedra caliza de la sierra de Sintra. El nuevo monumento era mucho mayor que el original.
Tuvimos la gran suerte de ver el Monumento a los Descubrimientos tras su renovación, realizada hace unos años. Esta foto se tomó durante un amanecer de invierno, cuando el sol salía justo por detrás del monumento, iluminando suavemente las estatuas de piedra caliza. Casi puedes imaginarte a los descubridores portugueses zarpando por la mañana temprano y abandonando las seguras costas lisboetas para explorar las nuevas tierras.