Caminar por el bosque de laurisilva a través de las montañas de Anaga es como retroceder en el tiempo. Estos diversos árboles y plantas subtropicales de Tenerife cubrían antaño el sur de Europa y el norte de África hace unos 20.000 años. Por desgracia, los bosques del periodo Terciario son muy raros de encontrar en todo el mundo.
No importa cuántas veces visitemos Tenerife, una excursión por las Montañas de Anaga es imprescindible para nosotros. En una parte de esta cadena montañosa, puedes encontrar regiones secas con plantas bajas y, en sólo una hora de camino, estarás en la zona de espesos bosques donde las nubes casi te rodean en todos los ángulos.
Las composiciones de las colinas, los árboles de laurel y las vetas de luz son un verdadero patio de recreo, pero en ese momento concreto, se abrió ante nosotros un camino iluminado de repente. No fue una tarea fácil: durante el día, incluso en invierno, el sol sobre las montañas es tan fuerte que casi nos ciega, a pesar de que llevábamos gafas de sol. Las condiciones meteorológicas cambiaban constantemente: en un momento salía el sol y a los pocos minutos estábamos intentando escondernos de la lluvia torrencial. Escalar las montañas con todo nuestro equipo fotográfico también era agotador, pero de vez en cuando, cuando el cielo se despejaba, veíamos un camino delante de nosotros, como el que ves en la foto, que nos hacía sentir como si estuviéramos en medio de un cuento de hadas.
