Como ya he dicho antes, no hay nada más emocionante para mí que ver cómo se despierta una ciudad a primera hora de la mañana. Sobre todo cuando la ciudad está tan cerca de mi corazón, como la capital de la República Checa: Praga.
Imagen misteriosa y eterna
La imagen muestra el Puente de Carlos, uno de los puentes de piedra más antiguos de Europa, que se extiende sobre el río Moldava en medio de la Ciudad Dorada. Conecta la Ciudad Vieja con Mala Strana con una longitud total de unos 516 metros.
Especialmente por la mañana temprano, cuando tienes la sensación de que la frontera entre el espacio y el tiempo ya no existe, puedes sentir literalmente la historia en movimiento en lugares como éste. Contemplé los rostros de las estatuas, que parecen custodiar el puente desde ambos lados, e imaginé qué tipo de historias podrían contar esas personas de piedra. Historias de todas aquellas cosas que presenciaron en silencio a lo largo de los siglos. Mientras veía vívidas imágenes de días largamente olvidados en el ojo de mi mente, casi me olvidé de pulsar el botón del obturador de mi cámara para capturar esta imagen misteriosa e imperecedera.