Alcácer do Sal, en el río Sado (Portugal), fue poblada ya en el Neolítico. Los antiguos romanos conocían este lugar como “Salacia Urbs Imperatoria” y era un importante punto de comercio. Aquí se encontraban los caminos de los comerciantes de grano, aceite y vino. Más tarde, el lugar fue conocido por su producción de sal marina, razón por la cual el nombre de la ciudad actual incluye “sal” en portugués.
En Alcácer do Sal estábamos de paso. Nos interesaba la historia de la ciudad, que tiene en sus raíces el asentamiento romano. Además, durante la época árabe, Alcácer do Sal fue una de las mayores fortalezas defensivas de la Península Ibérica. Teníamos curiosidad por ver cuánto quedaba de aquella historia en la construcción de la ciudad.
También consideramos la posibilidad de pasar una noche en un hotel situado en un castillo en la colina de Alcácer do Sal. En Portugal, los lugares históricos se convierten a menudo en hoteles. En ellas, la modernidad se mezcla con la historia y a menudo puedes sentirte como en la Edad Media… sólo que con un gran cuarto de baño y servicio de habitaciones. Además, se supone que la vista desde una “pousada” (nombre portugués de un hotel histórico) es espectacular. Desde la cima de la colina puedes ver el recodo del río Sado y la agrocultura local. Sin embargo, dejamos este placer para otra ocasión y ese día sólo exploramos las hermosas calles de esta ciudad soñolienta.
